Luisa Martínez Ferrer – Copywriter y guionista

Principio de autoridad - Química examina una solución naranja

Principio de autoridad: un ingrediente para que confíen en tu marca

Principio de autoridad: un ingrediente para que confíen en tu marca

Imagina que quedas con tu mejor amiga o amigo para ir al cine, te da a escoger entre dos películas con sinopsis interesantes, pero no hay actores conocidos, y tampoco te suenan los directores. Lo único que las distingue es que una ha sido seleccionada en múltiples festivales y la otra no. ¿Por cuál de las dos te inclinarías?

Supongamos ahora que quieres contratar a alguien y en su currículo dice que ha tenido un puesto importante en alguna empresa internacional, o tiene un postgrado en una universidad muy reconocida.

¿Verdad que esa candidatura se coloca por encima de otras? 

En los dos ejemplos lo que afecta tu decisión es el principio de autoridad. 

¿En qué consiste y cómo puede ayudarte a conseguir más clientes? Te lo cuento en este artículo.

  1. ¿Qué es el principio de autoridad?
  2. Persuasión y símbolos de autoridad. 
  3. Marca personal y el principio de autoridad. 
  4. El reconocimiento en el sitio web de tu negocio. 
  5. Anuncios que aprovechan el prestigio. 
  6. ¿Cómo llevo el principio de autoridad a un espacio físico?
Principio de autoridad- científica frente a un pizarrón con fórmulas

¿Qué es el principio de autoridad?

En 1984 el Dr. Robert Cialdini  publica su libro Influencia: La Psicología de la persuasión, en el que  enuncia 6 principios que influyen en nuestra toma de decisiones, entre ellos se encuentra el de la autoridad. 

Este fundamento advierte que tendemos a obedecer o estar de acuerdo con aquellas personas a las que consideramos expertas o con altos niveles de poder.

“La información procedente de una autoridad reconocida supone en ocasiones un valioso atajo para decidir cómo actuar en determinada situación”. 1Robert B. Cialdini, Infuencia ciencia y práctica, Trad. José Armengou Enríquez (España: José Manuel Sastre Vidal, 1990), 239

Para llegar a esta afirmación, Cialdini describe varios estudios sobre la obediencia, como el experimento de Stanley Milgram, una polémica prueba que demostró la tendencia a seguir las órdenes (al nivel de llegar a lastimar a otra persona) solo por el hecho de que lo solicite alguien de alto rango. Te platico el caso.

Se dio cita por medio de un anuncio en el periódico a quienes quisieran participar en una investigación sobre la memoria. A cada participante, antes de comenzar, se le explicaba que lo que intentaban era analizar los efectos del castigo sobre el aprendizaje y la memoria, y luego se presentaba a quienes le acompañarían.

Uno fungiría como el alumno, al que se daba una serie de palabras que debía recordar, otro sería el profesor, quien realizaría la prueba, y el tercero, que portaba bata y  libreta, se mostraba como parte de los científicos a cargo.

Durante el experimento, con cada respuesta incorrecta del compañero, quien actuaba como profesor, debía administrarle una descarga eléctrica que iría aumentando 15 voltios.

El secreto estaba en que el único sujeto de estudio era este último, pues la máquina no aplicaba los choques en realidad, y el “alumno” era un actor que desempeñaba ese papel. Así las expresiones de dolor se percibían fidedignas conforme iban aumentando las sacudidas.

Los hallazgos sorprendieron a los investigadores. Dos terceras partes de los participantes terminaron la prueba llegando a administrar choques de hasta 450 voltios como consecuencia de la presión del científico.

Aunque lo sufrieron y tuvieron que ignorar los gritos de dolor y las súplicas del compañero, casi ninguno de los voluntarios abandonó el estudio.

Milgram cambió los papeles en otra investigación, siendo ahora el mismo “alumno” quien valientemente pidiera más descargas, mientras que el científico solicitaba al “profesor” que se detuviera. 

El 100% de los participantes suspendió los castigos.

La obediencia a la autoridad es algo que aprendimos como positivo, recalca Cialdini. Es un mecanismo que nos enseñan nuestros padres desde la infancia y se refuerza en instituciones como la escuela, la iglesia, y el estado.

Por lo mismo, a veces nos cuesta trabajo reflexionar antes de actuar en situaciones donde recibimos órdenes de personas que consideramos autoridades. Aunque cuando nos pregunten digamos que nuestra reacción sería diferente.

Subordinarse resulta práctico muchas veces, e incluso es clave para que las sociedades funcionen. Pero llevar la sumisión al extremo sin dudar ni reaccionar es peligroso.

Ahora bien, ¿cómo identificar este comportamiento en la vida cotidiana? 

Persuasión y símbolos de autoridad

Cialdini menciona que no necesariamente reaccionamos ante autoridades auténticas, con el simple hecho de que alguien lo aparente nos inclinamos a creer que tiene razón o a seguir sus indicaciones.

Así que diplomas, uniformes o accesorios representativos del poder se convierten en elementos decisivos para que nos inclinemos hacia las personas que los usan.

Títulos

En temas como la salud, la ley, o la administración pública, el título es clave para que se brinde más atención a los dichos u opiniones de quienes cuentan con alguno, que a los comentarios de quienes no lo tienen.

En parte porque sus conocimientos valen y no cualquiera puede dominarlos sin dedicar una buena temporada de su vida, en parte porque los diplomas son un símbolo de prestigio arraigado desde hace mucho tiempo.

Principio de autoridad-piloto de avión
Foto de Behrouz Sasani en Pexels

Recordarás que en generaciones anteriores llamar licenciado o licenciada a alguien era distinguirle, y se consideraba que tenía más importancia por el simple hecho de haber cursado una carrera.

Actualmente, al existir mayor acceso a la educación, quienes tienen maestrías o doctorados se posicionan por encima de la jerarquía y se les considera más que a los demás, aunque a veces su certificado provenga de instituciones no muy serias.

Indumentaria

Otro símbolo de autoridad que señala Cialdini es la vestimenta, que a pesar de ser fácilmente falsificable provoca nuestra sumisión la mayoría de la veces.

Aquí entran en primera instancia los uniformes: de la policía, el ejército, los bomberos, etc. Difícilmente te niegas a acatar la orden de alguna de estas personas cuando, por ejemplo, te las encuentras en una avenida y te piden desviar tu camino. 

De igual modo pasa con los elementos del vestuario que identifican a ciertas profesiones, por ejemplo, si una persona con bata y estetoscopio al cuello te da indicaciones, consideras que sabe lo que está diciendo y le haces caso.

¿Harías lo mismo si te lo solicitara y no hubiera nada que le distinguiera como personal médico?

Esta influencia se extiende también a los negocios. En muchas ocasiones se piensa que alguien que viste de traje es más capaz y tiene un mejor puesto que quien no lo utiliza, cuando en realidad esto no es un indicador de su profesionalismo ni de su experiencia.

Principio de autoridad - mujer recostada, le sirven champaña y encienden el cigarro
Foto de Vladimir Konoplev en Pexels

Accesorios

El tercer elemento que apunta Robert Cialdini al hablar del principio de autoridad son los adornos.

Y por estos se refiere a joyas y automóviles de lujo que demuestran un estrato socioeconómico alto.

El poder, que suponemos tiene alguien con dinero, es lo que nos hace comportarnos más corteses y respetuosos, que con las personas que consideramos de menor capacidad adquisitiva.

Tal vez has notado que quienes necesitan mostrar sus privilegios hacen uso exagerado de este tipo de objetos para llamar la atención.

¿Te causa cierta incomodidad identificar estos comportamientos? A mí también.

Sin embargo, como Cialdini señala, es importante conocerlos para poder contrarrestarlos, tomar con cautela las situaciones en las que se intenta emplear la influencia de la autoridad y analizar cuándo nos conviene acatar las órdenes de las y los expertos.

Ahora bien, ¿cómo se relacionan estas conductas con tu negocio? 

Marca personal y el principio de autoridad

Si eres profesionista independiente y te dedicas a ofrecer tus servicios, el principio de autoridad te puede ayudar a conseguir clientes o socios cuando demuestras tu experiencia en aquello que realizas.

Esto es lo que hacen los médicos en su consultorio al colocar sus diplomas a la vista de los pacientes.

Así que si tienes certificaciones, posgrados o has ganado premios en tu área de desempeño, no dejes de mostrarlos a quienes se interesan en tus servicios. Hazlo en la página de inicio de tu sitio web, tu catálogo, demo reel o portafolios, menciona sin pena eso que has obtenido con tanto esfuerzo.

Lo mismo si has trabajado para alguna empresa de renombre a nivel nacional o internacional. Cuando lo haces, su prestigio se transfiere a ti por haber formado parte de su equipo.

Además, tus conocimientos y talento son la mayor prueba de lo que eres capaz de llevar a cabo, comparte lo que sabes en tu blog, redes sociales o eventos de tu sector. Esa una de las mejores maneras de acrecentar la confianza de quienes te han puesto en la mira.

Observa aquí como Benito Cabañas, uno de los diseñadores más notorios actualmente en México y fundador del estudio Abracadabra, lo hace en la página de su estudio.

Échale un ojo también a cómo la compañía de Mariangel Coghlan utiliza el principio de autoridad haciendo mención de sus premios. 

El reconocimiento en el sitio web de tu negocio

¿Y si no eres una marca personal sino una comercial? En tu sitio web también puedes aprovechar el principio de autoridad, por ejemplo, si se ha mencionado tu negocio o te han entrevistado para alguna publicación tradicional o digital.

A la mayoría de las personas les atrae la exposición en los medios masivos, por eso si una revista, periódico o productor le da espacio a tu marca la está respaldando. A tu clientela seguramente le va a decir algo. 

Aquí un ejemplo de cómo Abeja Reyna, una empresa mexicana dedicada a los productos de miel orgánica, aprovecha sus menciones en la prensa reconocida.

De igual forma, si tus artículos se venden en cadenas de establecimientos a nivel nacional o internacional, señálalo en tu página, no solo para que las visitas sepan que pueden adquirirlos también ahí, sino porque al estar tu mercancía en sus anaqueles están avalando su calidad. 

Y seguramente conseguir que te distribuyan no debe haber sido algo tan simple, ¿cierto?

Anuncios que aprovechan el prestigio

Ya lo dijo “fulanito” (coloca aquí el nombre de algún analista o personaje reconocido). ¿A poco no es una expresión que muchas personas usan como argumento para dar peso a su propia opinión? Si lo ha pronunciado una figura pública, debe ser verdad.

Esto es otra muestra de la aplicación del principio de autoridad. 

Y como concedemos credibilidad a quienes consideramos expertos, a finales de los 80, Hugo Sánchez podía anunciar pasta de dientes por haber estudiado para dentista, aunque hubiera alcanzado la fama como jugador de futbol. 

La admiración que sentimos por las celebridades nos hace creer en lo que dicen, incluso en áreas que no son de su dominio.

Ahora bien, no siempre tienes que pagar a artistas, deportistas o influencers para que aparezcan en tus campañas publicitarias, con que el espectador reconozca que quien anuncia tus productos sabe de lo que habla, estarás aprovechando esta conducta humana.

Por ejemplo, un barista con su delantal si se trata de café, una dermatóloga portando la bata si tus productos son cosméticos, etc.

¿Cómo llevo el principio de autoridad a un espacio físico?

Para un documental que hice en la universidad entrevisté a un astrólogo local muy popular. Él conservaba, bajo el cristal de su escritorio, recortes con los múltiples reportajes de periódicos y entrevistas en los que había participado.

Seguramente has visitado alguna vez un restaurante o lugar que exhibe fotos de famosos que han pasado por ahí. Esa pared se vuelve un distintivo del negocio, que propicia un ciclo de recomendaciones muy interesante.

Las dos son medidas que contribuyen a aumentar la autoridad.

Si tienes un local, todas las técnicas que he descrito antes pueden aplicarse a tu espacio:

  • medallas,
  • reconocimientos,
  • certificaciones de calidad,
  • recortes de publicaciones,
  • clientes de fama nacional o internacional,
  • imágenes de los trabajos que más orgullo le hayan dado a tu empresa y tu equipo.

Como puedes ver, utilizar el principio de autoridad en tu marca no significa manipular a tu clientela; si lo que quieres es aprovechar este comportamiento, tu labor es demostrar la experiencia y legitimación que has conseguido para tu marca.

En resumen recuerda:

  • tus títulos y práctica cuentan mucho;
  • los medios de comunicación y establecimientos reconocidos te aportan credibilidad;
  • las celebridades y expertos que te recomiendan transfieren a tu marca su prestigio.

¿Qué dices? ¿Vas a usar el principio de autoridad de ahora en adelante? Si es así, haz clic en “me gusta” y déjamelo saber.

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